Barcelona, plaza de Sants
un sábado por la mañana. Mi hermano, Jordi Goñi, Jordi Solà y yo, nos reunimos,
encogidos por el frio, y siendo sinceros, con una mezcla de culpabilidad e
ilusión. Y por qué no, mucha nostalgia, que no sé si es debido a mi aniversario
redondo, o sencillamente es que he llegado a una edad en que mirar hacia atrás
ya muestra muchos años recorridos.
Nos hemos reunido para
vaciar un piso, pero no somos ladrones de guante blanco, ni de palanca. Es un
encargo de Jaume Lardiez. Jaume es un colega coleccionista, que de niño vivió
en primera persona la guerra civil y su sinsentido ya que perdió a sus dos
únicos hermanos. Él, el pequeño, sobrevivió a la contienda y a los sinsabores
de la posguerra. De oficio carpintero se casó con Laura, uno de sus grandes
amores, con quien compartió vida, tiempo casa y aficiones. No sé si queriendo o
por diversos avatares, no tuvieron ningún hijo, y los años se fueron acumulando
a sus espaldas. Primero, se fue su Mujer a quien cuidó en su casa hasta el último
suspiro, y después una fractura de rodilla, le impidió seguir subiendo las
escaleras de su piso sin ascensor. Una casa que había sido su refugio durante
más de cuarenta años.
Su segundo amor…el coleccionismo,
su piso cueva de Diogenes según mucha gente, cueva de Alibaba según muchos
otros, era un caos ordenado de material coleccionable. De un gran valor
personal y de dudoso valor monetario. Jaume
consciente de este hecho y siendo un piso de alquiler quiso, con gran valor, repartir su tesoro entre sus
amigos, conocidos y colegas coleccionistas. Por eso, estábamos allí, íbamos a
asaltar la cueva con permiso de Alibaba, y tesoros los que nos aguardaban eran
incalculables. Durante unas horas ví a personas emocionarse por Jaume. Por su
estado, por desprenderse de su colección y quien sabe si por verse reflejado en
el. A otros, los ví emocionarse por el tesoro que se llevaban, ya sea en forma
de cajas de cerilla, llaveros o sobres de azúcar que recibían. La alegría por
recibir un gran lote es indescriptible. Supongo que salvando las distancias es como
que te toque la lotería de navidad pero sin cámaras. Yo personalmente me he
quedado su colección de pins, y todo lo que tenia aros. Y me he sentido rico!!
Solo de imaginar los cambios que podía hacer!! Y ya no os explico la alegría de
ver, en el apartado de chapas, el montón que tenia de CANDIDATURAS!! O un
pai-pai de Frigo de Barcelona 92, no conocía su existencia y lo he tenido en
mis manos. Ya te digo, es como que me toque la lotería sumado al subidón de
India Jones, cuando hace uno se sus hallazcos.
Pero siempre había una
voz que me decía ¿y Jaume qué? La sensación de bandido, ladrón y aprovechado es
grande os lo aseguro, no sé como Barcenas o Millet consigue salir a la calle a
comprar el pan y saludar a tus vecinos con un - Buen dia, ¿como està usted?.
Pero Jordi Goñi, insistia en dos cosas, que para mi son importantes. La primera
es que el lo quiere, por que no soportaría que todo fue a parar al container y,
Jaume, prefiere que la gente que lo
aprecie lo aproveche. Y después unas palabras que me hicieron mella. Lo importante
de las colecciones, no es a quien se las dejas sino como las disfrutas mientras
las haces.
Que gran verdad, mi
hermano y yo, no tenemos hijos y puede que ni posibilidades, pero nuestra afán coleccionista
nos lleva a reunir material con aros, día tras día. Y siempre sin querer cuando
la nostalgia nos puede, pensamos en el futuro, ¿que haremos de nuestra
colección?, ¿algún sobrino querrá 500 kg de trastos con un valor dudoso?. ¿O lo
mejor será un museo a quien le interesen nuestras piezas? Ni idea, pero lo
vamos pensando y a lo mejor al final todo caerá en manos de un Aladín que se
llevará nuestro tesoro…que lo disfrute!! ¿Qué más podemos pedir?
Pero y Jaume ¿que´? Jo a
Juame lo conocí a los 15 años de edad. Con mi hermano coleccionábamos pegatinas,
no sé si era la decima colección que hacíamos. El tocaba el tema olímpico, ya
que Barcelona 92, se hacercaba irremediablemete, y yo todo lo demás. Un dia en
un anuncio pegado a una pared, parecido a los de las clases particulares que abundaban
por mi barrio, vimos que se celebraba un encuentro de coleccionistas. Fuimos un
sábado a la asociación de vecinos de la Sagrada Família y allí vimos a más
gente que coleccionaba pegatinas, descubrimos el ACAB (Assossiació de
col·leccionistes d’adhesius de Barcelona) y a Josep y Camelia (cuantas
pegatinas que me han regalado) A Ramón,al señor Serrano a Jordi Goñi, a Pau y a
mucha otra gente, entre ellos a una persona mayor, con una mirada pícara o
burlona ves a saber. Y si era Jaume. Con el aprendí a cambiar y a -si quieres alguna cosa, te lo curras y me
buscas lo que a mi me interesa. También me enseño a tener interés por el
cambio, a cuidar a los contactos, a ser desinteresado pero no tonto y a valorar
la pequeña pieza que te han conseguido con tesón. Y como no también a su manera
me enseño el valor de la información. El, no sé como, se colaba en todas las
ferias que se celebraban en Barcelona, en caules daban un buen montón de osas y
en cuáles no. En que estands se conseguía, pegatinas, pins llaveros y todo lo
que los demás mortales ni sabíamos que daban y en cuáles no. Con los años, me
volví mayor, me alejé del coleccionismo y de su gente, hasta ahora que con este de interne
he vuelte a las andadas, ha algunos encuentros y seguir con esto de Diógenes. Pero el choque de la realidad de Jaume, me ha
hecho mirar hacia atrás y pensar (tranquilos que esto me lo guardo para mi), en
ver los años pasados, en como he disfrutado y disfruto mi colección y mi
afición. En definitiva en cómo quieres que termine, ya no mi vida pero si mi
colección.
Gracias Jaume, por el
regalo, y por una ultima lección!!
Aquí cuando inaguró su vitrina para la colección de mini botellas!!
Aquí unos cuantos coleccionistas en Terrassa, un clasicó de los encuentros de otoño. Y si yo estoy por allí pero con más pelo.
Jaume con unos colegas coleccionistas, en el encuentro de Cornellà, un classico del Verano, y final de temporada
Josep, Camèlia y Jaume, en un encuentro del ACAB, en el local de la Assossiació de veïns de la Sagrada Familia.
Jaume cambiando, y mi hermano con menos años. Otra vez en Terrassa, en el local de la assossiació filatélica de Terrassa.
Yo Jaume y otros colegs en Cornellà
Jaume y Jordi Goñi